La historia de la detección de Chlamydia en el laboratorio LEBYM

Las Chlamydias son microorganismos productores de una gran variedad de patologías tales como como el tracoma, psitacosis y enfermedades genitales como el linfogranuloma venéreo, uretritis (antiguamente llamada uretritis no gonocócica -UNG- ya que no se conocía la causa), cervicitis, salpingitis epididimitis, pelviperitonitis, síndrome de Reiter (síndrome uretro-conjuntivo-sinovial), etc. Estas enfermedades de transmisión sexual pueden infectar el feto en el momento del parto.

Se creía que eran virus debido a su pequeño tamaño y a que se reproducían solamente en líneas celulares. Hoy se sabe que son bacterias ya que comparten con éstas muchas características biológicas.

En cuanto a su ciclo de desarrollo, son únicas: forman cuerpos elementales muy pequeños, infectivos y metabólicamente inactivos y cuerpos reticulares grandes, no infectivos y metabólicamente activos.

El diagnóstico ha sido por mucho tiempo un gran desafío pues solamente se probaba su presencia reproduciéndolas en líneas celulares McCoy (reservado solo a laboratorios de investigación). Quedaba como único recurso la búsqueda de cuerpos de inclusión en células teñidas con el colorante Giemsa. Si bien era específico, no era sensible y requería de mucho tiempo de observación. Aquí podemos ver una célula del epitelio uretral de un paciente con UNG en la que se observa el cuerpo de inclusión.

Cuerpo de inclusión en célula de uretra de paciente con UNG. Micrografía tomada por Carlos Corthey en laboratorio Dr. Stamboulian, 1983

Con el advenimiento de la inmunofluorescencia, y más aún con los anticuerpos monoclonales, se desarrollaron técnicas de búsqueda por microscopía fluorescente con gran especificidad ya que se pueden ver los cuerpos reticulares y los cuerpos elementales fluorescentes, aunque la sensibilidad es baja. Esto hace que esta metodología cometa errores importantes (major errors) ya que se pierden muchos pacientes que dan falsos negativos y los falsos negativos son un problema mayor ya que la Chlamydia sigue circulando a través de los contactos sexuales. En la siguiente imagen, podemos ver una foto de Chlamydia con microscopía de fluorescencia.

Micrografía de Chlamydia por microscopía de fluorescencia. Fotografia tomada en LEBYM.

Con la biología molecular, desaparecieron los problemas de sensibilidad, ya que detecta a la Chlamydia en casi un 100% de los casos. De esta manera esta técnica se convirtió en el gold standard para la búsqueda de estos microorganismos. Aquí podemos ver una imagen de una curva de amplificación de una secuencia específica de un plásmido de Chlamydia, mediante PCR en tiempo real.

Curva de amplificación de una secuencia específica de un plásmido de Chlamydia, mediante PCR en tiempo real, realizada en LEBYM.

En desarrollo actualmente están los equipos de amplificación isotérmica, que no necesitan de un termociclador (aparato de alto costo) para la realización de estas pruebas. Nuestro laboratorio participó en la validación de uno de estos equipos con investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), los resultados fueron concordantes un 100% con la PCR tradicional (ver artículo en esta misma página web).

Dispositivo portátil desarrollado por el grupo de Marcos Bilen de UNQ para la determinación molecular de Chlamydia por amplificación isotérmica de ácidos nucleicos. Foto de La Nacion.

Todas la organizaciones Internacionales de Salud recomiendan en este momento investigar Chlamydia por biología molecular, dada la alta sensibilidad y especificidad de este método. En nuestro Laboratorio de Biología Molecular, realizamos la determinación de Chlamydia mediante PCR en tiempo real y mediante Easy Loop Amplification (ELA).

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